El que fuera el portavoz de la pandemia, Fernando Simón, ha recordado en una entrevista concedida al Telediario de TVE los momentos más difíciles de la emergencia sanitaria, con motivo del quinto aniversario del decreto del estado de alarma. Entre estos momentos, destaca la decisión de confinar a la población, una medida inédita en España. «Todo el mundo entendía que había que hacerlo, lo que no se sabía es si se podía hacer», ha valorado el epidemiólogo, para justificar que «estábamos ya en una situación en la que si no nos adelantábamos, la catástrofe iba a ser mucho mayor de lo que fue».

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) ha reconocido que «conocíamos relativamente poco a la enfermedad, y no teníamos todavía información suficiente para poder justificar decisiones de ese calibre«. «La decisión no la tomamos nosotros, pero proponerla te carga de una responsabilidad que es difícil de aguantar», ha recalcado.

«Teníamos datos de qué es lo que estaba pasando en Italia, que respaldaban bastante decisiones de ese tipo. Sabíamos lo que estaba pasando en China, donde ya habían confinado a gran parte de su población, pero son decisiones que no se habían tomado nunca e iban a tener un impacto enorme en la población, en la economía, en el bienestar de todo el país», ha rememorado, para admitir que «de hecho, incluso se vulneraron derechos civiles, y todo eso nos hizo tener que trabajar muy duro para conseguir información que nos avalara en una propuesta como esa».

Uso obligatorio de mascarillas

Otra medida difícil de proponer fue la del uso obligatorio de mascarillas, ya que «no solo no había, sino que no había evidencia de que fueran a cambiar el curso de la epidemia». «Proponer el uso obligatorio de una medida imposible de implementar, porque no había mascarillas disponibles, ni en España ni en el mundo entero, y que además no tuviéramos certeza de que fueran a tener un impacto importante en la epidemia era muy complejo», ha valorado, aunque finalmente se hizo «porque consideramos que teníamos que ser honestos con la evidencia de la que disponíamos y trabajar con ella».

La pandemia de coronavirus evidenció en España la necesidad de contar con una reserva estratégica de material sanitario para afrontar futuras crisis sanitarias. Durante los primeros meses de la pandemia, el país se enfrentó a una grave escasez de equipos de protección personal (EPI), mascarillas, respiradores y otros insumos médicos, lo que llevó a una competencia feroz a nivel global y dificultades en el abastecimiento.

Como respuesta, el Gobierno español anunció la creación de una reserva estratégica de productos sanitarios y medicamentos esenciales, con el objetivo de garantizar el suministro ante posibles emergencias. Además, se promovió el fortalecimiento de la industria nacional para reducir la dependencia del mercado exterior, especialmente de China. Comunidades autónomas como Madrid, Cataluña o Andalucía también tomaron medidas para desarrollar sus propias reservas estratégicas.

Una reserva estratégica incompleta

Un lustro después de aquello, Fernando Simón ha reconocido que de esa reserva estratégica tan solo «existe una parte de lo que nos gustaría que fuera». «Se tienen equipamientos de protección personal, tanto en las comunidades autónomas como a nivel central; y se tienen algunos medicamentos y productos que son necesarios para responder a epidemias y pandemias; aunque nos va a llevar tiempo tener una reserva como nos gustaría tenerla», ha declarado, para admitir que «somos conscientes de que la reserva que nos gustaría tener nunca será suficiente para una situación pandémica, sino solo para un período».

Respecto a aquellas situaciones que, cinco años después, ahora se hubieran afrontado de una manera diferente, el epidemiólogo ha manifestado que «en el futuro, si viene otra pandemia, se intentarán implementar medidas un poco más quirúrgicas, más dirigidas a grupos concretos, pero no es fácil».