Mensajes de redes aseguran que el Gobierno escocés ha declarado que el uso de las mascarillas es perjudicial para la salud. Es falso. El Ejecutivo de Edimburgo no ha dicho que el empleo de mascarillas tenga efectos nocivos para la salud. Es un bulo que tiene su origen en una web que desinforma sobre la pandemia, las vacunas y el cambio climático.
“El Gobierno escocés finalmente admite que el uso de máscaras es perjudicial”, afirma un mensaje de Telegram publicado el 30 de noviembre y con más de 16.000 visualizaciones. “La verdad es que no necesitamos que ningún gobierno nos diga esta obviedad, pero es un comienzo”, señala un tuit con la misma idea que acumula más de 300 ‘me gusta’.
El Gobierno escocés no ha asegurado que el uso de las mascarillas es perjudicial. El artículo de la web desinformadora hace referencia a la actualización del 12 de octubre de la guía del Gobierno escocés sobre el uso de las mascarillas en entornos de asistencia social. El documento no dice que el uso de mascarillas sea perjudicial para la salud. De hecho, la palabra perjudicial (harmful, en inglés) no aparece en todo el texto. El documento elimina la recomendación de usar mascarillas en todo momento en lugares como las residencias de mayores y justifica la decisión por la disminución de las infecciones, de la hospitalización y de la gravedad del virus.
Un portavoz del Gobierno de Edimburgo ha asegurado a la agencia de noticias Reuters que su Ejecutivo no ha dicho que el empleo de mascarillas sea perjudicial para la salud. “Esta es una gran distorsión de lo que ha dicho el Gobierno escocés”, ha subrayado. Además, ha recordado que las autoridades escocesas siguen recomendando el empleo de mascarillas porque «han sido y siguen siendo una medida preventiva crucial contra la propagación de la COVID-19».
Las autoridades de la ciudad de Cantón (en chino, Guanzhou), en el sur de China, han anunciado este miércoles la flexibilización de algunas medidas anti-COVID tras una noche de protestas y enfrentamientos entre ciudadanos y policías.
Varios distritos de esta importante ciudad comercial, permanecían confinados por brotes de coronavirus. Vídeos en redes sociales muestran a los agentes antidisturbios, embutidos en trajes de protección, enfrentándose a los manifestantes que habían derribado las mamparas de separación y que les lanzaban botellas y otros objetos. Los agentes han respondido con gas lacrimógeno y han realizado varias detenciones.
China vive una ola de protestas en las principales ciudades, incluyendo Pekín y Shanghai, contra la política de ‘COVID cero’ del gobierno de Xi Jinping, que establece el confinamiento inmediato de edificios, fábricas, barrios o ciudades enteras ante la aparición de cualquier brote del virus. Este tipo de manifestaciones públicas y enfrentamientos no se habían visto en años.
Enfrentamientos con la Policía y detenciones
Testimonios compartidos en las redes sociales aseguran que los enfrentamientos del martes por la noche comenzaron con una disputa sobre las restricciones impuestas en la ciudad, donde viven 15 millones de personas. Cantón se ha visto especialmente afectada por la oleada de rebrotes en China, que está dejando cifras récord de contagios.
Los brotes han provocado en los últimos meses el cierre de numerosos distritos. Muchas de las personas confinadas son emigrantes de zonas rurales, que han tenido que buscarse refugios improvisados.
La agencia Reuters ha verificado los vídeos de los enfrentamientos que circulan por redes sociales y ha confirmado que están grabados en el distrito de Haizhu, en Cantón, aunque no ha podido determinar la fecha ni la secuencia de acontecimientos. El gobierno de Cantón no ha respondido a las peticiones de información de los medios de comunicación.
Imagen, tomada de un vídeo en redes sociales, de policías enfrentándose a manifestantes en Cantón, China Reuters
Las autoridades de Cantón flexibilizan el confinamiento
Tras los disturbios, este miércoles las autoridades sanitarias locales han anunciado la reapertura de varios distritos que permanecían confinados, informa Efe.
Los distritos de Panyu, Liwan, Tianhe, Conghua y Huadu han levantado las restricciones, mientras que el de Haizhu, el más afectado por el virus, permitirá, «en principio», que algunos de los contactos cercanos de contagiados se confinen en casa en lugar de en centros comunitarios habilitados para ello.
El martes, las autoridades sanitarias nacionales habían prometido responder a las «preocupaciones urgentes» de la población y que las medidas anti-COVID se aplicarían de manera más flexible, de acuerdo con las condiciones de cada región.
En Pekín se ha anunciado que quienes no tengan necesidad de salir de la ciudad a partir de este miércoles no tendrán que someterse a los tests comunitarios.
En Zhengzhou, donde se ubica la fábrica de productos Apple donde la semana pasada también se produjeron enfrentamientos por el confinamiento de los trabajadores, las autoridades han anunciado la reapertura «ordenada» de los negocios, incluyendo supermercados, gimnasios y restaurantes. Sin embargo, también han publicado una larga lista de edificios de viviendas que deben continúar en aislamiento, informa Reuters.
La Policía busca a los participantes en las protestas
Protestas públicas como las que están teniendo lugar no se habían visto en China en años, y cuestionan las políticas y el control de Xi Jinping, el presidente chino con más poder desde Mao Zedong.
El máximo órgano del gobernante Partido Comunista (PCCh) a cargo de las fuerzas del orden ha señalado en un comunicado que tomará «medidas enérgicas» contra «actividades de infiltración y sabotaje» provenientes de «fuerzas hostiles».
Testimonios apuntan a que la Policía está buscando a quienes participaron en las protestas del fin de semana o grabaron vídeos. «La Policía vino a la puerta de mi casa a preguntarme por todo eso, y me llevaron para hacer una declaración completa por escrito», ha explicado a Reuters un residente de Pekín que no ha querido dar su nombre.
En otro caso, varias personas que subieron vídeos a redes sociales fueron llevados a comisaría y obligados a prometer que «no lo volverían a hacer».
El despliegue policial seguía siendo visible en las grandes ciudades, como Pekín.
El portal digital China Dissent Monitor, que depende de Freedom House, una institución financiada por el gobierno de Estados Unidos, estima que entre el sábado y el lunes hubo 27 manifestaciones en todo el país, mientras el centro de análisis australiano ASPI estima que fueron 43 protestas en 22 ciudades.
La Comisión Nacional de Salud de China (NHC, según sus siglas en inglés) ha asegurado este martes que acelerará las vacunas contra la COVID-19 para las personas mayores con el objetivo de superar un obstáculo clave en los esfuerzos para aliviar las impopulares restricciones de ‘COVID cero’.
Esta medida se considera un elemento crucial en una estrategia para deshacer casi tres años de estrictas restricciones que han afectado al crecimiento económico, a la vida de millones y provocado protestas sin precedentes.
En los últimos días las protestas han sacudido la China continental. Se desencadenaron tras un incendio mortal que se produjo en un edificio residencial en Xinjiang en el que murieron diez personas el fin de semana, tras las acusaciones de que las restricciones por la pandemia dificultaron las labores de rescate.
Más vacunas para los mayores de 80 años
La NHC ha detallado que ofrecerá más vacunas a las personas mayores de 80 años y que reducirá a tres meses la brecha entre la vacunación básica y las vacunas de refuerzo para los mayores.
«Esperamos que nuestros mayores, especialmente los mayores de 80 años, tomen la iniciativa y se vacunen para proteger su salud personal», ha señalado el funcionario de la NHC responsable de los servicios de inmunización, Xia Gang.
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Asimismo ha asegurado que los mayores tendrán fácil acceso a través de servicios prioritarios especiales, como vehículos móviles de vacunación.
Menos del 30% de ancianos tienen la dosis de refuerzo en Pekín
Las autoridades de Pekín han informado de que al menos el 30% de las personas mayores de 80 años ha recibido una dosis de refuerzo de una vacuna contra la COVID-19.
Pekín cuenta con una población de más de 20 millones de habitantes, de los cuales aproximadamente 600.000 tienen más de 80 años.
Además, los datos oficiales señalan que a 11 de noviembre el 86,4% de las personas mayores de 60 años en el gigante asiático recibieron dos dosis, una cifra que supone menos de un punto porcentual desde agosto.
Tras un fin de semana de protestas contra la política de ‘COVID cero’ impulsada desde el gobierno, las autoridades chinas han blindado las calles con cientos de agentes patrullando y filas de coches de policía en importantes ciudades como Shangái y Pekín. La policía ha recurrido a las detenciones para intentar frenar unas protestas pacíficas que no se veían en décadas.
Según relata AFP, en las concentraciones celebradas en Shangái, donde se han oído gritos de «Abajo Xi Jinping», los agentes se enfrentaron a los manifestantes durante la noche y la presencia policial ha vuelto a ser intensa este lunes. El domingo también fueron cortadas carreteras que ya han reabierto, aunque con la presencia de un amplio dispositivo policial.
Policías chinos forman una línea para detener a los manifestantes que marchan en Pekín AP AP Photo/Ng Han Guan
La indignación despertada por la muerte de 10 personas en un edificio aparentemente confinado de la ciudad de Urumqi (al noroeste del país) el pasado día 24, se transformó el domingo en vigilias y protestas inéditas en numerosas partes del país. Muchas personas culpan a las medidas adoptadas contra la epidemia de obstaculizar los esfuerzos de ayuda.
«Esta noche, el ambiente es tenso. Hay muchos policías alrededor«, ha declarado a AFP uno de los ciudadanos de Shangái. «El resto del mundo se ha reabierto, pero China sigue paralizada a causa de una política de ‘COVID cero’. Esta ciudad se está volviendo loca».
Las protestas se extendieron también a otras ciudades como Wuhan o Nankín.
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Obligados a borrar imágenes de sus teléfonos
Asimismo, la policía exigió a varios manifestantes que borraran las fotografías captadas con sus teléfonos móviles en las calles de Shangái en las que estaban teniendo lugar las manifestaciones.
«Soy chino. Quiero mucho a mi país. ¿Por qué no puedo hacer una foto de las calles de mi país?«, ha dicho una joven citada por AFP a los policías que le obligaron a borrar las imágenes de su dispositivo.
La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch ha hecho referencia en un comunicado a varios vídeos que circulan por las redes sociales en los que se ve a decenas de policías llegando a Shangái y otros lugares, para intentar dispersar a los manifestantes y a agentes conduciendo a personas a furgones.
La ONG también ha denunciado el arresto a un periodista de la BBCque cubría las protestas por la policía de Shangái, que lo llevó a una comisaría donde fue golpeado. El gobierno chino se ha defendido diciendo que no se identificó como periodista.
Cerca de cumplirse tres años del primer brote en Wuhan, Pekín no desiste en su política inflexible. Los ciudadanos se enfrentan a continuos rastreos y la detección de un nuevo brote implica el confinamiento de inmediato del lugar en el que se haya detectado.
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La ONU y HRW exigen a China que respete las protestas
La ONU y la HRW han pedido este lunes por separado a China que respete el derecho de manifestación de los ciudadanos que protestan contra las restricciones impuestas siguiendo la política de ‘COVID cero’ impulsada por el gobierno.
El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, ha dicho que no pensaba pronunciarse sobre la política de China contra el covid, pero que desde Naciones Unidas creen «en la importancia del derecho de la gente a concentrarse pacíficamente, a asociarse y a manifestarse en paz».
«Urgimos a las autoridades a garantizar ese derecho«, ha dicho Dujarric, sin dar más detalles, en su rueda de prensa diaria.
Por su parte, desde la organización Human Rights Watch, aseguran que «las autoridades chinas no deberían reprimir las protestas, sino permitir que todos expresen pacíficamente sus puntos de vista», según la investigadora de HRW, Yaqiu Wang.
La ONG se hacía eco en una nota de varias protestas ocurridas el fin de semana en diferentes ciudades chinas, como Shangái, donde miles de personas se manifestaron entre gritos de: «Abajo el Partido Comunista» o «Abajo Xi Jinping», entre otros, según ha indicado HRW.
China ha vivido durante este fin de semana las protestas con más repercusión en años. Las manifestaciones contra las restricciones impuestas por las autoridades dentro de su estrategia de ‘COVID cero’ se han extendido a importantes ciudades como Pekín, Shanghái, Wuhan o Nanjing, y a otras localidades menores en el sur.
Las protestas contra las restricciones anticovid crecen en China
Las manifestaciones dentro de China han sido replicadas en el exterior con concentraciones de apoyo en Londres, Tokio o Sidney, en las que han participado miembros de las comunidades chinas en el extranjero.
La Policía realizó varias detenciones durante el fin de semana, y este lunes las autoridades ya habían tomado medidas para evitar que se reprodujeran las protestas. Por ejemplo, colocando vallas en las principales vías donde hubo concentraciones de personas.
«No es habitual porque tampoco se dan estas situaciones en las que la sociedad considere que tenga que hacer demostración pública, y desde luego lo que no es habitual es que trasciendan», ha explicado a RTVE.es la sinóloga Águeda Parra.
«La sociedad china ha llegado a un equilibrio entre poder político y desarrollo económico donde ha primado la estabilidad – añade – Ahora mismo la sociedad se está viendo afectada«.
Hartazgo con la política de ‘COVID cero’
Lo que está perturbando la sociedad china es la política de ‘COVID cero’ adoptada por las autoridades para hacer frente a la pandemia del coronavirus. A punto de cumplirse tres años del brote epidémico de en Wuhan, el gobierno chino continúa con su política inflexible. Los chinos están sometidos a rastreos continuos, y la detección de un brote implica automáticamente el confinamiento de una fábrica, un edificio entero de viviendas o una ciudad.
Esta política tan estricta ha conseguido mantener el número de muertes, al menos según las cifras oficiales, por debajo del millón, pero no ha impedido que el país haya alcanzado recientemente cifras récord de contagios. Y ha provocado daños a su economía.
Además, se han producido algunos accidentes y tragedias que los chinos imputan a la falta de flexibilidad de las autoridades y que han despertado airadas críticas en redes sociales. En enero, una mujer embarazada perdió al hijo que esperaba tras ser rechazada en un hospital en Xian. En Guizhou, un autobús que transportaba a personas en cuarentena sufrió un accidente. La última de estas tragedias, y que ha desencadenado las protestas, ha sido la muerte de 10 personas en el incendio de un edificio confinado en Xinjiang.
«Lo que rechazamos son estas restricciones a los derechos de la gente en nombre de la prevención del virus, y las restricciones en la libertad individual y en la vida de las personas», ha explicado a Reuters Jason Sun, un manifestante en Shanghai.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Zhao Lijian, ha declarado a la prensa que las protestas no reflejan la realidad. «Creemos que con el liderazgo del Partido Comunista, y la cooperación y el apoyo del pueblo chino, nuestra lucha contra la COVID-19 tendrá éxito».
Águeda Parra explica a RTVE.es que el pasado Congreso del PCCh acordó una política «dinámica» para flexibilizar medidas de forma paulatina. «Esa política se está probando entre Hong Kong y el resto de China», asegura.
Si las autoridades son capaces de extender este nuevo enfoque al resto del país, es posible que las protestas desaparezcan.
Lemas contra Xi
Pero abandonar totalmente la política ‘COVID cero’, o reconocer que está fallando, puede suponer cuestionar la autoridad de Xi, el presidente chino que más poder ha acumulado desde Mao Zedong.
El domingo, en Shanghai, los manifestantes corearon brevemente lemas contra Xi, y a favor de mayor democracia, mientras otros criticaban las protestas.
Águeda Parra no cree que vaya a producirse un cuestionamiento general de Xi o del sistema político. «La gran demostración civil es para hacer sentir que la política de ‘COVID cero’ se tiene que acabar, porque la gente es consciente de las medidas que ya se están aplicando en otras partes del mundo», donde se ha aprendido a convivir con el virus, explica la sinóloga española.
Estudiantes de la Universidad China de Hong Kong se manifiestan con carteles y folios en blanco en solidaridad con las manifestaciones contra las medidas por la COVID en otras partes de China. Peter PARKS / AFP
Papeles en blanco, el símbolo de la protesta
En las imágenes de las manifestaciones de estudiantes y universidades en varias ciudades, incluyendo Nanjing y Pekín, que han circulado durante el fin de semana, se podía ver a los participantes sujetando folios en blanco. Este recurso para evitar la censura se ha convertido en el símbolo de la protesta.
«El papel blanco representa todo lo que queremos decir, pero no podemos«, ha declarado a Reuters un joven que se ha identificado como Johnny, de 26 años. «Vine aquí a presentar mis respetos a las víctimas del incendio, y realmente espero ver el final de estas medidas anti-COVID. Queremos una vida normal de nuevo, queremos dignidad».
Los papeles en blanco pudieron verse también en las protestas en Hong Kong en 2020, cuando las leyes de seguridad instauradas para acabar con el movimiento pro-democracia prohibieron algunos lemas. Portar un papel en blanco fue también uno de los recursos de los manifestantes contra la guerra de Ucrania en Moscú al comienzo de la contienda.
Las protestas contra las restricciones impuestas por China en su estrategia de ‘cero covid’ se han extendido este fin de semana a importantes urbes como Pekín, Shanghái o Nanjing, tras la muerte de 10 personas en el incendio en un edificio aparentemente confinado en Urumqi (noroeste) el jueves.
Según vídeos y testimonios que circulan en redes sociales, las muestras de indignación que inundaron el fuertemente censurado internet chino el viernes se transformaron el sábado en vigilias en recuerdo de las víctimas, que, según indicaron algunos comentaristas, pasaron los últimos 100 días de sus vidas recluidos en sus domicilios.
Protestas en China por los estrictos confinamientos de COVID-19
Mientras la prensa oficial no da cuenta de los incidentes, algunas grabaciones mostraron cómo decenas de personas arrancaban las vallas con las que las autoridades cierran las urbanizaciones confinadas en el vasto complejo residencial de Tiantongyuan, en el norte de Pekín, calificado a veces por los medios chinos como el más grande de Asia, con unos 700.000 residentes.
La capital china, especialmente blindada contra los rebrotes desde 2020, experimenta ahora sus niveles más altos de contagios.
Vigilia con críticas en Shanghái
Estas cifras, bajas para los estándares internacionales pero intolerables para las autoridades chinas, se han traducido en restricciones y confinamientos que afectan a buena parte de la población capitalina, tal y como ya ha sucedido este año en otras partes del país como la citada Urumqi o la megalópolis oriental de Shanghái, que vivió este año un duro confinamiento que llegó a prolongarse durante más de dos meses en algunas zonas.
Precisamente en esa ciudad, y precisamente en la calle Urumqi, centenares de personas se congregaron el sábado por la noche para celebrar una vigilia en recuerdo de los fallecidos en el incendio que transcurrió de manera mayormente pacífica, según testimonios en redes, entre los que algunos afirman que se produjeron detenciones.
Vigilia en recuerdo de los fallecidos en el incendio de Urumqi. Gao Ming/via REUTERS
Las grabaciones muestran a grupos de manifestantes cantando «Los que os negáis a ser esclavos, alzaos» -una estrofa del himno nacional chino- o ‘La Internacional’, gritando «queremos libertad», «no queremos hacernos pruebas PCR» o «que les follen a los códigos QR», en referencia a la obligación de escanear con una aplicación móvil los códigos QR sanitarios a la entrada de cualquier establecimiento o incluso en parques para que, cuando las autoridades detectan un contagio, puedan determinar quién ha tenido contacto con esa persona en cada momento.
En un momento de la noche, un grupo de personas llegó a gritar «Abajo el Partido Comunista, abajo Xi Jinping», una poco habitual muestra pública de desaprobación sobre las políticas del líder del país.
Protestas universitarias
Según el portal especializado What’s On Weibo, numerosos comentaristas en la red social Weibo -equivalente local de Twitter, censurado en el país- mostraron apoyo a la vigilia pero, sobre todo, pidieron a los participantes que se protegieran, antes de que los censores de la plataforma prohibieran comentar la etiqueta que se empleaba para hablar del tema.
Ese mismo portal indica que, en una universidad de la ciudad oriental de Nanjing, numerosos estudiantes se reunieron en el campus y encendieron las linternas de sus teléfonos móviles a modo de vigilia por los fallecidos en Urumqi.
Mientras tanto, en otra universidad, en este caso en Xi’an (centro), ciudad que también ha experimentado duros confinamientos, un grupo de estudiantes salieron a las calles del campus para mostrar su descontento por los encierros anti-covid, que también han supuesto un importante lastre para la economía nacional este año.
El país bate otro récord con 40.000 nuevos casos, el 90 % asintomáticos
Por otro lado, las cifras de nuevos contagios de COVID-19 han batido su récord por cuarto día consecutivo después de que la Comisión Nacional de Sanidad haya informado este domingo de 39.791 casos detectados en la víspera, de los que 36.082 (un 90,7 % del total) son asintomáticos según los estándares de la institución.
Entre los 3.709 casos sintomáticos, la gran mayoría (3.648) se produjeron por transmisión local dentro de las fronteras del país, con especial incidencia en zonas como Cantón (sureste, 1.386 contagios), Pekín (747) o Chongqing (centro, 194), municipalidad esta última en la que también se ha informado de un nuevo deceso.
Según las cuentas, desde el inicio de la pandemia el país ha registrado un total de 307.802 contagios -cifra que excluye a los asintomáticos- y 5.233 fallecimientos.