Los expertos advierten de la importancia de vacunarse contra la gripe ante el primer otoño sin mascarillas

Después de dos años en los que el virus de la gripe estacional ha pasado prácticamente desapercibido, las autoridades sanitarias se preparan para unos meses de otoño e invierno en los que su incidencia puede repuntar con fuerza, especialmente este año que será el primero sin medidas preventivas desde el inicio de la pandemia. El comportamiento del virus en el hemisferio sur suele anticipar pistas sobre lo que puede ocurrir en la mitad norte del planeta, y Australia, por ejemplo, ha reportado durante sus meses de invierno (que coinciden con el verano septentrional) la campaña de gripe “más grave de los últimos cinco años”.

Aunque de manera menos extrema que la COVID-19, la gripe estacional también es capaz de presionar al sistema sanitario, especialmente a las urgencias. Además, a pesar de que el final de la séptima ola de coronavirus y su escasa incidencia hospitalaria invitan al optimismo, habrá que esperar al otoño para comprobar si esta mejoría se consolida o si, por el contrario, se produce un nuevo empeoramiento de los marcadores epidemiológicos. Por ello, los especialistas insisten un año más en la importancia de vacunarse contra la gripe, especialmente aquellas personas en las que esta enfermedad respiratoria puede derivar en un cuadro grave.

«Estos dos últimos años ha habido menos gripe, ya que ese nicho estaba ocupado por el SARS-CoV-2, así que lo lógico es que ahora haya un repunte, por lo que es importante que se vacune la gente vulnerable, además de los sanitarios, para que no transmitamos la infección a la gente vulnerable con la que trabajamos», expresa a RTVE.es Carmen Cámara, secretaria de la Sociedad Española de Inmunología (SEI). «El hecho de que haya bajado la circulación del SARS-CoV-2 puede hacer que circule más la gripe, que además muta mucho de un año a otro», advierte esta especialista, aunque deja claro que tampoco hay ninguna certeza al respecto.

Un pronóstico similar al de Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, quien opina que «basándonos en el comportamiento de la gripe en el hemisferio sur, donde ahora están en invierno y ha habido bastante gripe, es razonable pensar que con una menor circulación del SARS-CoV-2, y con una disminución de las medidas frente a la pandemia que teníamos implementadas, puede haber un incremento en relación a los casos de gripe, aunque eso nunca se puede saber con seguridad».

Vacuna de la gripe, entre octubre y noviembre

La campaña de vacunación de la gripe 2022-2023 arrancará, dependiendo de la disponibilidad de dosis y de las comunidades autónomas, entre la segunda quincena de octubre y la primera de noviembre, y tendrán prioridad los colectivos más vulnerables. Son las recomendaciones aprobadas por la Comisión de Salud Pública, en la que se están representadas las consejerías autonómicas y el Ministerio de Sanidad.

Si bien la efectividad de esta vacuna es variable, se trata de un fármaco muy seguro que tiene un alto impacto para evitar hospitalizaciones y muertes. En las personas vacunadas, si llegan a infectarse, la evidencia científica apunta claramente a que el cuadro clínico de la enfermedad tenderá a ser menos grave. La severidad dependerá de varios factores, entre los que destacan la edad y el estado de salud de la persona vacunada, además de la similitud entre la cepa de los virus de la gripe que están circulando esa temporada y aquellos con los que se elaboró la vacuna.

Uno de los principales mensajes que quieren transmitir los especialistas es el de evitar esa percepción errónea de que la gripe estacional es una enfermedad leve que raramente origina síntomas graves. Aunque la mayoría de las personas la pasan sin complicaciones, existe otro grupo para quienes sí que puede llegar a suponer una amenaza seria, con resultados como la neumonía. «No tenemos que bajar la guardia con la gripe, ya que no se trata de ninguna banalidad», asegura a RTVE.es Isabel Jimeno Sanz, responsable del grupo de trabajo de vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) . «Cuando se habló de gripalizar el COVID a mí me pareció un error, porque era como banalizar cualquiera de las dos enfermedades. No hay que tenerles miedo, hay que tenerles respeto, y poner todas las medidas que tenemos a nuestro alcance, y la más efectiva es la vacunación», agrega.

Para hacer frente a las mutaciones constantes del virus de la influenza, las vacunas antigripales son tetravalentes, por lo que están diseñadas para ofrecer protección contra cuatro tipos diferentes de virus: dos de influenza A y dos de influenza B. Además, se preparan todos los años con los serotipos obtenidos a partir de la circulación del patógeno en el hemisferio sur durante esa temporada de otoño-invierno. Comienzan a elaborarse aproximadamente en abril y no suelen estar disponibles hasta octubre.

Durante los dos primeros años de pandemia, las coberturas vacunales contra la gripe han sido muy altas. Se puso un especial esfuerzo en incrementarlas, con el objetivo de proteger a las personas más vulnerables, disminuyendo la incidencia gripal en estos grupos para, de esta manera, reducir el impacto sobre un sistema asistencial ya de por sí muy deteriorado por la COVID-19. Finalmente, la gripe estacional apenas supuso una amenaza, pero esta alta inmunización conseguida entre la población puede resultar útil ahora que el SARS-CoV-2 circula con menos fuerza y el virus de la influenza puede recuperar el terreno perdido. «El tener altas coberturas vacunales anteriores siempre ayuda, lo que ocurre es que con la gripe no vacunas para que el virus no circule, sino para proteger a vulnerables», explica la inmunóloga Carmen Cámara, quien recalca que «el hecho de que se haya vacunado más gente no va a hacer que circule menos el virus de la gripe», por lo que insta una vez más a «proteger a las personas vulnerables en las que la gripe se puede complicar».

Sin medidas preventivas

Desde el inicio de la pandemia, esta será la primera temporada de la gripe en la que nos enfrentemos a ella sin las medidas preventivas implantadas para frenar la COVID-19. Se trata de dos enfermedades respiratorias, por lo que las mismas herramientas pueden ser útiles para evitar la transmisión en ambas. Aunque, en este nuevo escenario, el hecho de que la población apenas haya estado expuesta a la gripe durante los dos últimos años no debería aumentar el riesgo. Isabel Jimeno Sanz, de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), aclara al respecto que «aunque hayamos estado más escondidos y protegidos contra la gripe, eso no significa que ahora vaya a haber una explosión de casos. Contamos con la protección alta de las coberturas de vacunación que hemos tenido, y que tenemos que mantener».

Esta experta en vacunas considera «fundamental» que los adultos «nos enteremos de que nos tenemos que vacunar, ya que la vacunación no es solo infantil», e insiste en la importancia de inmunizarse contra infecciones respiratorias en cualquier etapa de la vida. «Los adultos bajamos la guardia, porque creemos que las vacunas ya no van con nosotros», asegura.

Coincidencia vacuna gripe – vacuna COVID

Otro aspecto a tener en cuenta es la coincidencia del inicio de la temporada de la gripe con la inoculación de la segunda dosis de refuerzo COVID en las personas más vulnerables, que está previsto que comience en las próximas semanas. La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) acaba de respaldar en la Unión Europea el uso de las vacunas adaptadas a nuevas variantes del SARS-CoV-2 desarrolladas por las farmacéuticas Pfizer y Moderna como nuevo refuerzo en personas mayores de 12 años, y se espera que la vacuna española de Hipra pueda recibir también la autorización en breve si finamente consigue superar satisfactoriamente los ensayos clínicos.

En este punto, aunque administrar simultáneamente la vacuna de la gripe y la vacuna COVID podría presentar evidentes ventajas, tanto para los sanitarios como para los ciudadanos, y es algo que se ha hecho durante la pandemia, si se cumplen los plazos previstos la vacuna COVID actualizada llegará este año antes que la vacuna contra la gripe, por lo que los especialistas abogan por no esperar y comenzar a vacunar contra el SARS-CoV-2 en cuanto sea posible. «Si la vacuna contra la gripe llega previsiblemente entre la segunda quincena de octubre y primera quincena de noviembre, y tenemos dosis frente a la COVID-19 antes, en la segunda quincena de septiembre, quizá sería bueno al menos vacunar contra el coronavirus a los mayores de 80 años y personas que estén en residencias, y ya después se les vacuna contra la gripe», manifiesta Amós García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, quien cree que «lo fundamental está en ser conscientes de que hay que proteger cuanto antes a los vulnerables».

En todo caso, la vacunación simultánea no supondría ningún inconveniente desde el punto de vista inmunológico. Tanto la evidencia científica como la experiencia vivida indican que es seguro administrar ambas vacunas al mismo tiempo. «En niños usamos incluso vacunas hexavalentes, o sea, que estamos vacunando a nuestros hijos con seis cosas a la vez, y no pasa absolutamente nada. Además, lo tenemos demostrado, porque el año pasado se puso la de la gripe con la de SARS-CoV-2 a todos los mayores», asegura al respecto Carmen Cámara.

«El año pasado ya se hizo y no hubo ningún problema, salvo las reacciones esperables, y lo que es muy importante, permitió aumentar considerablemente las coberturas», coincide Isabel Jimeno Sanz.

Sanidad elimina todas las restricciones COVID en centros educativos y comedores escolares

El Ministerio de Sanidad ha decidido eliminar las restricciones frente a la COVID-19 en los comedores escolares que afectaban al aforo y la limitación de mezclar distintos grupos, que suponían las únicas limitaciones vigentes en los centros educativos, que de esta manera recuperarán el próximo curso su funcionamiento normal.

Según ha acordado la Comisión de Salud Pública, en este curso escolar se permitirá que los grupos de convivencia estable en educación infantil, primaria y especial interactúen en cualquier situación y espacio físico, al igual que los grupos/aulas de ESO, FP y bachillerato. Del mismo modo, se elimina la recomendación de mantener la distancia interpersonal en comedores y la de organizar por grupos el desayuno o merienda en actividades matinales o extraescolares.

Sin ventilación permanente ni intensificación de la limpieza

Así, el curso 2022/2023, que arranca entre el 5 y el 12 de septiembre en la mayor parte de las comunidades autónomas españolas, comenzará con normalidad absoluta en las aulas. Finalmente, la Comisión de Salud Pública ha considerado que, mientras la situación epidemiológica lo permita, se elimina la necesidad de que la ventilación sea permanente, aunque se recomienda ventilar varias veces al día, entre clases, adecuando el tiempo a las características del aula.

Otro asunto que decae con esta actualización es la necesidad de intensificar la limpieza, que pasa a realizar en los términos habituales para el ámbito educativo. En paralelo, Salud Pública aconseja seguir las recomendaciones de vacunación anticovid.

Con estas nuevas medidas que van en línea con la evolución a la baja de los contagios y el descenso de la ocupación hospitalaria, los colegios recuperan la normalidad y eliminan la última restricción sanitaria que quedaba en este ámbito. 

Este viernes, el Ministerio de Sanidad ha registrado 9.489 nuevos casos de coronavirus, de los que 5.530 se han producido en mayores de 60 años, lo que eleva a 13.352.019 la cifra total de contagios en España desde el inicio de la pandemia.

Hipra inicia ensayo clínico para estudiar la vacuna española contra la COVID-19 como cuarta dosis

La farmacéutica HIPRA iniciará a finales de este verano un ensayo clínico para estudiar su vacuna contra la COVID-19 como cuarta dosis. El estudio se llevará a cabo en diez hospitales españoles con 200 voluntarios

Según ha informado el Hospital Clínic, uno de los hospitales que participan, se trata de ampliar el conocimiento sobre el producto desarrollado por la biotecnológica catalana, que está pendiente de ser aprobada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para poder ser comercializada.

El ensayo clínico evaluará la inmunogenicidad y la seguridad de una vacunación de cuarta dosis con la vacuna de HIPRA en personas vacunadas previamente con tres dosis de la vacuna Comirnaty (Pfizer) o con dos dosis de la vacuna Comirnaty más el ‘booster’ de la vacuna de HIPRA, que se administró en el marco del ensayo clínico anterior de fase 2b. 

A las personas voluntarias les harán un seguimiento de 30 semanas para evaluar la seguridad a largo plazo y la respuesta inmunológica.

Diez hospitales buscan voluntarios 

Los diez hospitales españoles iniciarán este ensayo una vez se reciba la aprobación por parte de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y el Comité Ético de Investigación con medicamentos del Hospital Clínic de Barcelona, que se prevé para finales de este verano.

Cada hospital ha habilitado un espacio en su web para que las personas interesadas puedan inscribirse, que deberán haber recibido la tercera dosis de Pfizer entre los seis y doce últimos meses y no deben haber pasado la COVID-19.

Concretamente, participan hospitales Clínic de Barcelona, Josep Trueta de Girona, Vall d’Hebron de Barcelona, Germans Trias i Pujol-Can Ruti de Badalona, Gregorio Marañón de Madrid, La Paz de Madrid, Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, Cruces de Barakaldo, Carlos Haya de Málaga y Clínico de Valencia

La vacuna de HIPRA, en proceso de revisión continua por la EMA, es una vacuna de proteína recombinante adyuvada, a partir de las variantes B.1.1.7 (alfa) y B.1.351 (beta) del SARS-CoV-2. Los resultados obtenidos hasta ahora demuestra que produce anticuerpos neutralizantes frente a las variantes actuales y también eficacia en la prevención de la enfermedad. Además, se conserva a temperatura de nevera (entre 2 y 8 ºC), lo que facilita el almacenamiento y distribución.

Un estudio vincula los marcadores de riesgo de Alzhéimer con más ansiedad y depresión durante el confinamiento

Los marcadores de riesgo del alzhéimer, como la proteína beta amiloide o la neuroinflamación, están relacionados con el aumento de síntomas de ansiedad y depresión durante el confinamiento por la pandemia de coronavirus, según los resultados de un estudio observacional del centro de investigación Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC). Sus datos indican que la vinculación se da especialmente en mujeres. 

«Puede implicar un peor pronóstico clínico en personas con riesgo de padecer alzhéimer tras la pandemia», ha advertido el equipo investigador en el artículo, publicado en la revista Neorology, puesto que durante la etapa preclínica de la enfermedad neurodegenerativa, el aumento de los síntomas de ansiedad y depresión puede acelerar su progresión.

Antes y después del confinamiento 

La investigación retrospectiva ha incluido a 921 adultos mayores sin deterioro cognitivo del grupo de estudio ALFA (acrónimo de Alzheimer y Familias), la mayoría con algún antecedente familiar de alzhéimer «esporádico», esto es, cuando la genética no es determinante. De ellos, 254 personas contaban con biomarcadores de la enfermedad. 

La mayoría de los participantes tenían niveles «estándar» de ansiedad y depresión antes de la pandemia, según informa el BBRC en su nota de prensa, a partir del cuestionario de llamado HADS (siglas en inglés de escala de ansiedad y depresión hospitalaria) realizado de media más de dos años antes. Sin embargo, tras repetir el test durante el confinamiento el 16,6% sufrieron un incremento de la ansiedad, mientras que un 9,9 % declararon tener síntomas depresivos.

Por otro lado, si se tienen en cuenta los niveles de ansiedad y depresión antes de la pandemia y el confinamiento, también se da una relación entre niveles más bajos de interleuquina 6 y mayores puntuaciones en la escala de ansiedad y depresión hospitalaria.

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Especialmente en mujeres y quienes cuidaban de otros 

Así, según sus resultados, la acumulación de proteína beta amiloide, el cuidado de personas, ser mujer, más joven y contar con una menor educación se asociaron con mayores síntomas ansioso-depresivos durante el encierro. 

El equipo investigador también tomó en consideración el peso del estrés y de los cambios en el estilo de vida, como los patrones de sueño, la alimentación, el hábito de fumar o el uso de medicamentos, además de factores sociodemográficos. 

En la escala HADS, las mujeres han obtenido mayor puntuación que los hombres para síntomas tanto de ansiedad como de depresión. Igualmente, las personas cuidadoras reflejaban niveles más altos que las personas no cuidadoras. 

«Se requieren estudios futuros para evaluar los factores biológicos y socioculturales que puedan explicar las diferencias en los perfiles fisiopatológicos y neuropsiquiátricos entre mujeres y hombres», reconoce el artículo, que advierte también que la falta de un grupo de control impide generalizar los resultados a la población en general: su muestra se basa en personas con más riesgo de desarrollar alzhéimer. 

«En el mismo sentido, sigue sin estar claro si los resultados observados son atribuibles al efecto del confinamiento en sí mismo o al efecto general de la pandemia, ya que son eventos temporalmente superpuestos e interrelacionados. No obstante, las diferencias individuales en la intensidad del confinamiento (salir al exterior menos de una vez a la semana y pasar el confinamiento en una vivienda sin espacio al aire libre) mostraron asociaciones con una mayor ansiedad-depresión, lo que apoya nuestra interpretación», fija el texto. 

Para la doctora Arenaza-Urquijo, investigadora del estudio y responsable de equipo en el BBRC, «en general, los resultados apoyan el enlace entre la sintomatología neuropsiquiatría y la carga de beta amiloide en el cerebro en la etapa preclínica del Alzheimer, especialmente en el caso de las mujeres», según se recoge en el comunicado de prensa de la institución. Y concluye: «se muestran cambios modestos, pero significativos y, por tanto, es apropiado que se tengan en cuenta en el ámbito clínico». 

Lo que el COVID cambió: del rastreo de las aguas residuales a las nuevas estadísticas de mortalidad

Hay que meterse en los colectores para saber algunas cosas de la salud de una población. Las aguas residuales aportan datos incluso antes de que afloren en análisis clínicos. En Valencia ya lo estaban haciendo antes de que empezara la pandemia de COVID. Pero fue entonces cuando aprovecharon su gran potencial.

Un equipo de Informe Semanal graba como toman muestras en el colector de aguas residuales de Valencia. RTVE

Tanto los sintomáticos como los asintomáticos excretan el virus desde el primer día de infección

«Tanto los sintomáticos como los asintomáticos excretan el virus desde el primer día de infección. En eso consiste realmente el adelanto», explica a Informe Semanal el epidemiólogo Raimundo Seguí, de Global Omnium Grupo de Aguas de Valencia. «Tú, el día que estás tomando la muestra, estás monitorizando una cantidad de infecciones que de llegar a ser constatados por el sistema sanitario, lo van a hacer varios días después», asegura el experto.

En Global Omnium supieron con antelación de la gravedad de la tercera ola, después del puente de octubre de 2020, de las fiestas supercontagiadoras en los colegios mayores y de las residencias con riesgo altísimo. Y no sólo COVID. El campo a explorar es muy amplio. «Somos la primera ciudad de España que está analizando ya el virus de la viruela», dice Seguí refiriéndose a Valencia y a la búsqueda de la viruela del mono en las aguas residuales de la ciudad.

El análisis de aguas residuales, clave para detectar coronavirus

«El futuro a corto medio plazo pasa por secuenciar absolutamente todo lo que esté circulando por una muestra de agua residual y poder servir de alerta, precisamente como hemos vivido con el SARS Cov 2″, adelanta el epidemiólogo. Las aguas residuales serán las que digan cuándo acabará esta pandemia, si es que eso llegara a ocurrir. Pero también nos hablan de otras amenazas.

El caso de la peluquera 

Pueden analizar las aguas de toda la ciudad o las de un edificio. Eso les permitió descubrir el caso de la peluquera. Tenían varias residencias que un día daban resultados positivos y al día siguiente negativos. Un misterio hasta que averiguaron que era la peluquera. Una mujer contagiada y asintomática que iba dejando su rastro por todas las residencias en las que iba a trabajar. La empresa de aguas de Valencia pudo hacer todo esto gracias a las investigaciones previas del Instituto de Tecnología de los Alimentos y a su colaboración.

Gloria Sánchez es la primera persona en España que estudió el virus del COVID en aguas residuales. Dirigía un pequeño equipo de investigación en el Instituto de Tecnología de los Alimentos del CSIC, en Valencia. Llevaban años analizando en aguas residuales virus que se transmitían a través de los alimentos. Y cuando estalló la pandemia aplicaron el método al COVID.

Esta pandemia ha permitido esa interacción entre los grupos de investigación, las entidades públicas y las empresas

«Yo creo que esta pandemia ha permitido algo que a veces cuesta mucho y es esa interacción entre los grupos de investigación y las entidades públicas y las empresas. Es un claro ejemplo de colaboración y que yo espero que haya venido para quedarse», declara la investigadora a RTVE. Lo cierto es que este sistema se ha extendido y ahora existe una red de laboratorios por todo el país. El foco puesto ya en otra amenaza.

Sánchez explica que «en todo lo que es el tema de genes, de resistencia al antibiótico que se habla que será la próxima a pandemia, las aguas residuales te dan una información de lo que está pasando en la población: qué antibióticos o qué resistencias a antibióticos son las más mayoritarias, y esto te permite, a nivel clínico, poder cambiar los usos de antibióticos que se estén utilizando».

Siete olas y el final del principio

Pero antes de ocuparnos de la próxima pandemia, habrá que mirar el estado de esta en la que todavía nos encontramos. Hemos atravesado siete olas, y de la última estamos saliendo. Todos los indicadores están bajando. «Estamos en el final del principio de la pandemia ahora vamos a entrar en otra dinámica esta pandemia de grandes oleadas con hospitales llenos se va a tranquilizar mucho», dice a Informe Semanal el epidemiólogo del Centro de Investigación Fisabio, Salvador Peiró.

Ni siquiera hospitales situados en zonas turísticas se han visto desbordados en la última ola

«Ni siquiera hospitales situados en zonas turísticas, como el de Torrevieja, en Alicante, se han visto desbordados en la última ola. Lo que nos permite afrontar el futuro con más tranquilidad es la menor letalidad de la variante dominante y las vacunas. A partir de septiembre, se extenderá la cuarta dosis y podría haber una quinta», apunta Vicente García Román, Jefe de Medicina Preventiva en el Hospital de Torrevieja.

«Parece que la pandemia va a seguir al menos un valor residual y por tanto, no es descabellado pensar que esa quinta dosis o que dosis adicionales vendrán en el futuro», asegura García Román. Un objetivo inmediato es aumentar la tasa de vacunación en la población pediátrica y completar la pauta del 15 % de la población.

Todo hace prever que las bivalentes estarán a partir de finales de septiembre o principios de octubre. Y son necesarias porque es un virus respiratorio que muta. E igual que pasa con la vacunación antigripal, que todos los años se modifica la composición vacunal, estaremos ante un escenario muy similar al que al que vivimos con la campaña antigripal.

Cambio estadístico de mortalidad

El número de muertos que nos deja la COVID a estas alturas solo podemos estimarlo. La cifra oficial a 26 de agosto de 2022 es de 112.454 muertos. «Tras la COVID hay incremento de mortalidad por diversas causas, fundamentalmente cardiovascular, infartos, ictus, trombosis…», recuerda el epidemiólogo Salvador Peiró.

Son los muertos indirectos de la pandemia. Pacientes con dolencias graves que no pudieron ser atendidos en el momento. Enfermos crónicos a los que no se mantuvo el seguimiento, que han empeorado y muerto de forma prematura.

Hubo un aumento de mortalidad porque por la presión asistencial sanitaria no pudieron ser atendidas

La catedrática de Salud Pública, María Teresa Ruiz Cantero, explica a Informe Semanal que «esto está bastante reconocido» y que además del aumento de la mortalidad por COVID, lo que hubo es un «aumento de mortalidad por enfermedades letales, que por la presión asistencial sanitaria no pudieron ser atendidas». O bien porque los sujetos no fueron los pacientes a demandar atención sanitaria, o bien porque por la presión que conocimos y que no pudieron ser atendidos a tiempo.

Un estudio reciente de la Sociedad Española de Salud Pública avisaba de que no se habían alcanzado los niveles de atención anteriores a la pandemia. A todo esto se ha unido el calor. En los primeros siete meses del año, el sistema de vigilancia de la mortalidad que utiliza el Instituto de Salud Carlos III, MoMo, ha estimado un exceso de defunciones superior a todo el registrado el año pasado.

Calor y COVID, posibles causas del aumento de la mortalidad

«Hasta ahora llevamos un exceso de mortalidad algo mayor de 29.000 defunciones, que ha sido mayor de todo el que se dio en 2021. Lo primero que tenemos que decir es que la mortalidad por COVID ha disminuido muchísimo desde el 2021 a 2022″, apunta Amparo Larrauri, de la Unidad de Vigilancia par la Gripe y Otros Virus.

Por tanto, se han buscado las causas en el calor extremo que hemos tenido este verano. Pero el modelo que utiliza el instituto atribuye a las altas temperaturas solo el 20 % de ese exceso. Por eso estudian cambiar el sistema de tal forma que pudiera recoger de un modo más preciso esa «mortalidad indirecta que sin duda alguna está produciendo esta ola de calor y que potencialmente podría estar relacionada con aspectos sociales y sociosanitarios que tienen que ver con un acceso más difícil a recursos energéticos o sanitarios», explica Larrauri.

Este año batiremos récord. Hemos tenido el julio más cálido y el año será el de mayor exceso de mortalidad por altas temperaturas. Más incluso que el 2003, el año de la gran ola de calor que dio origen a este sistema de estimación de defunciones. «Sus hallazgos podrán ser muy relevantes en salud pública, por ejemplo, para establecer medidas de prevención o determinados cambios en los sistemas sanitarios o incluso en la planificación de recursos sanitarios», aeguran desde la Unidad de Vigilancia de la Gripe y Otros Virus.

Investigación y atención al COVID persistente

En Barcelona se creó la primera asociación de afectadas por COVID persistente. Silvia y Lara estaban en el grupo fundador. Han vivido un calvario, que todavía no tiene fin. Nadie les creía. El sistema achacaba todo a la ansiedad y pretendía resolverlo con ansiolíticos. Para Silvia «es muy importante la perspectiva de género en el colectivo de los enfermos de COVID persistente, porque la mayoría de personas afectadas son mujeres».

Un momento de la entrevista con miembros de la asociación de COVID persistente para Informe Semanal. RTVE

El acompañamiento a las personas con COVID persistente tiene que ser desde la primaria

Silvia y Lara explican a sanitarios que están investigando el tema cuáles son sus demandas: «un acompañamiento desde la primaria. Si hay que derivar a una especialización por alguna patología concreta derivada de la COVID persistente, de acuerdo, pero el acompañamiento tiene que ser desde la primaria», dice Lara.

Silvia ha estado 18 meses de baja. Le hacen el seguimiento en la unidad especial de COVID persistente del hospital Can Ruti, la primera que se creó en Barcelona. Su experiencia con el sistema sanitario no es muy alentadora: «Sí, me he sentido abandonada y maltratada por la comunidad médica. No por todo el mundo, pero sí que nos hemos sentido maltratados y abandonados. Ha estigmatizado a las mujeres, sobre todo por el hecho de ser mujeres y tener una enfermedad nueva que nadie conoce».

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Los pacientes piden que se invierta más dinero en investigar su enfermedad. Y más empatía. «Porque de momento no hay cura, pero hay muchas enfermedades incurables que reciben acompañamiento y nosotros recibimos incredulidad o falta de empatía», recalca Lara. «Necesitamos este acompañamiento y evidentemente que se investigue porque la pandemia no ha terminado, porque han terminado los casos graves, las muertes, afortunadamente. Pero hay una segunda pandemia de miles y miles de personas que estamos incapacitadas», reclama esta persona con COVID persistente.

Mujer y COVID persistente

Un estudio, dirigido por el Instituto de Salud Carlos III, ha concluido su primera fase con una definición y una relación de síntomas. Una de las autoras de este estudio sobre COVID persistente es Vicky Serra, que recita cuáles son algunos de ellos: «Los más frecuentes en este estudio, y en consonancia con la mayoría de estudios publicados, son los sistémicos, es decir, tener fatiga. O los neurocognitivos, como por ejemplo el concepto de niebla mental o falta de concentración. Y los respiratorios: tener problemas para respirar. Hay otros como los neuromusculares, es decir, tener fatiga muscular; los cardiorrespiratorios y también neurológicos y psicológicos, por ejemplo, la ansiedad». La investigadora recuerda que «a partir de tres meses podría considerarse COVID persistente».

El COVID persistente cuenta ya con una definición oficial en España

Ser mujer es un factor de riesgo para sufrir COVID persistente. Sobre COVID y género sabemos esto y poco más, porque a estas cuestiones no se les ha prestado mucha atención. Los datos indican mayor tasa de mortalidad en hombres, lo que resulta poco creíble para algunas investigadoras del tema.

Ha habido muertes fuera de los hospitales y han sido con mayor frecuencia de mujeres

Para la catedrática de Salud Pública, María Teresa Ruiz Cantero. «o bien no tenemos buenas estadísticas sanitarias, o bien las muertes que están recogidas son las que han sido en los hospitales. Sin embargo, ha habido muertes fuera de los hospitales. Que han sido con mayor frecuencia de mujeres, dado que ellas han sido ingresadas menos que los hombres».

Atención primaria y seguros privados

El sistema sanitario ha acabado maltrecho, especialmente la atención primaria. Con poco personal, pocos recursos y menos accesible para los pacientes. La gerente de salud de Torrevieja, Pilar Santos Fuster, explica que aproximarse a los pacientes con enfermedades crónicas y volver a desarrollar los programas de salud previos a la pandemia «es uno de los grandes retos» que tienen que afrontar. Aunque el más importante es «volver a ser accesibles».

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Mucha gente cree que es más fácil ir a urgencias que ir a atención primaria y probablemente en este momento sea verdad

El epidemiólogo Salvador Peiró constata que «mucha gente cree que es más fácil ir a urgencias que ir a atención primaria y probablemente en este momento sea verdad». Y vaticina que «es un problema importante en España que esta dando pie a que la gente se vaya buscando seguros privados«.

Siempre estuvo claro que algo tan tremendo como la pandemia de COVID nos iba a cambiar. Algunas novedades ya las estamos viendo. Pero muchas cosas dependerán de lo que quiera y decida la gente.

Moderna denuncia a Pfizer y BioNtech por «infringir» su patente de la vacuna contra el coronavirus

La empresa farmacéutica Moderna ha presentado este viernes una denuncia contra las compañías Pfizer y BioNtech, a quienes acusa de haber infringido la patente sobre ARNm que la compañía presentó entre 2010 y 2016 como parte del desarrollo de la tecnología de ARNm, empleada en la reciente vacuna contra el coronavirus. 

«Presentamos estas demandas para proteger la innovadora plataforma de tecnología de ARNm en la que fuimos pioneros, en la que invertimos miles de millones de dólares para su creación y que patentamos durante la década anterior a la pandemia de covid-19», ha asegurado en un comunicado el director ejecutivo de Moderna, Stéphane Bancel.

Según Moderna, la empresa estadounidense Pfizer y la alemana BioNtech, que desarrollaron una vacuna propia contra el coronavirus empleando también la tecnología de ARNm «copiaron ilegalmente los inventos de Moderna y han seguido usándolos sin permiso», según ha dicho la directora legal de la farmacéutica Shannon Thyme Klinger.

«Moderna cree que Pfizer y BioNTech copiaron dos características clave de las tecnologías patentadas de Moderna que son fundamentales para el éxito de las vacunas de ARNm», recoge el escrito difundido este viernes, que asevera que ambas compañías carecían del nivel de experiencia necesario para el desarrollo de vacunas basadas en tecnología de ARNm cuando estalló la pandemia de coronavirus en 2019.

Moderna ha denunciado en EE.UU. y Alemania 

La empresa con sede en Massachusetts (Estados Unidos), argumenta que en octubre de 2020 se comprometió a no reclamar sus derechos sobre las patentes relacionadas con la covid-19 mientras continuara la pandemia.

Sin embargo, sostiene que en marzo de 2022 actualizó este compromiso asegurando que no exigiría ninguna reclamación en los 92 países considerados de bajos y medios ingresos por el programa COVAX de la Organización Mundial de la Salud y por la fundación GAVI.

En el comunicado, Moderna argumenta que a partir de marzo de este año «cuando la lucha colectiva contra la covid-19 entró en una nueva fase y el suministro de vacunas dejó de ser una barrera para el acceso en muchas partes del mundo», la compañía «esperaba que empresas como Pfizer y BioNTech respetaran sus derechos de propiedad intelectual y considerarían una licencia comercialmente razonable en caso de solicitarla para otros mercados».

Moderna subraya que con su denuncia no busca la retirada de «Cominarty», nombre comercial de la vacuna contra el coronavirus desarrollada por Pfizer y BioNTech o compensaciones por las ventas en los 92 países donde el programa COVAX se ha comprometido a ayudar en la distribución de la vacuna.

La compañía, que apunta que ha presentado sendas denuncias en Estados Unidos y en Alemania, no ofrece detalles sobre las compensaciones económicas que exige a ambas compañías.